INTRODUCCIÓN
Si bien la
teoría sobre la lectura y la escritura ya posee un denso cuerpo de lúcidos
planteamientos en torno a la relación autor-texto-lector, la pedagogía ha sido
poco efectiva en la aplicación de conceptos que representen adelantos en la
práctica lectora y escritural de los jóvenes aprendices. La realidad educativa
presenta desde hace mucho tiempo un gran vacío en estos procesos en todos los
niveles del sistema de escolarización, a tal punto que las deficiencias en
lectura y escritura ocupan del primer lugar en cuanto hace referencia a
problemas de orden académico.
Este hecho
lleva a mirar con desconfianza y preocupación toda la escala de gradación
escolar desde los niveles básicos hasta la instancia de profesionalización.
Mucho más cuanto que la universidad, a pesar de la situación crítica que vive
en sus aulas, hace muy poco o más bien nada para subsanar sus deficiencias. Los
docentes universitarios encargados de validar los procesos de lectura,
escritura e investigación no leen y, por supuesto, no escriben. Esto debería
ser suficiente para declararlos inhábiles en la orientación de estos procesos,
independiente de los títulos que cuelguen en los currículos. Otro tanto debería ocurrir con los potenciales
egresados ágrafos y sus instituciones.
La creciente flexibilización de exigencias y requisitos ha dado al
traste con la calidad de la profesionalización dejando en entredicho títulos,
certificaciones y acreditaciones nacionales e internacionales que no pasan de
ser simples adornos en tanto que no reflejan producción intelectual.
Es, pues,
evidente que una inconsistencia de esta naturaleza en el proceso de formación
tiene consecuencias negativas trascendentales en la población profesional que no
solo carece de una herramienta fundamental para la producción intelectual sino
que tiende a reproducir sus limitaciones en su ejercicio profesional.
Pero esto no
es todo. Existen factores concomitantes a los ya señalados que afectan la
práctica lectora y escritora. Además de la complejidad inherente a los procesos
de lectura y escritura, y las
limitaciones de quienes están encargados de implementar las acciones educativas
pertinentes, ahora la escuela tiene que enfrentar otro reto significativo que
ahonda el problema: la incapacidad que ha evidenciado hasta el momento para
encontrar una metodología y una cultura que le permitan competir exitosamente frente
a las tecnologías de la información en la captación del favor y la voluntad de
la población infantil, juvenil y universitaria en provecho del libro y la
lectura. Lo anterior implica pensar en las múltiples facetas que se presentan y
se derivan de las interrelaciones entre
grupos humanos, en los procesos inherentes al aprendizaje humano, en las
estructuras que sirven de apoyo a la actividad intelectual y en todos los
elementos que configuran el contexto informativo, el acceso al conocimiento y
la interiorización de prácticas intelectuales de consuno con un hacer algo que
genere satisfacción y realización personal.
Los caminos
para adecuar el discurso pedagógico son múltiples y de variados matices. El
documento que aquí se presenta es una praxis de lectura y escritura surgida del
aula de clase que condensa teoría y práctica.
Literatura aplicada y lingüística aplicada. La palabra de maestros
escritores de todos los tiempos aplicada a procesos de lectura y escritura en
niños, adolescentes y adultos desde la escuela básica hasta la universidad,
inclusive.
Como propuesta
pedagógica pretende articular los procesos de apropiación y producción de
conocimiento en la praxis lectoescritural de formación. Sin embargo, dada la
naturaleza compleja de los elementos constitutivos, su incorporación en el
desempeño académico o profesional de quienes se forman, requiere, además de la
ejercitación misma que se proyecta en la escuela para validar el dominio
adquirido, continuidad y reelaboración constante, sobre todo porque el trabajo con
las ideas se renueva y perfecciona de manera permanente.
De otra parte,
el diseño del material pedagógico en
forma semielaborada es una manera de mostrar un camino. Son herramientas
bosquejadas en torno a un amplio espectro de textos que cada uno deberá
construir con su lenguaje y a propia su medida.
A partir de
los desarrollos conceptuales y de los ejercicios en los que plasman pedagógicamente
los planteamientos, éstos se configuran en forma de guías. Quiere decir que una
vez es explicada la idea central motivo de la argumentación y se ejemplifica,
se procede elaborar un esquema que condense el ejercicio de escritura
realizado. Las guías se construyen utilizando nuevas temáticas que reproducen el
patrón inicial. En las nuevas aplicaciones del patrón de escritura señalado en
el documento central también se contemplan variantes con lo que el texto alcanza
mayor proyección y versatilidad.
Una de las intencionalidades
que dirige esta propuesta es la de que la amplitud de ideas temáticas, planteamientos y desarrollos
que se ofrecen en el Curso de Escritura
para Principiantes cubra un amplio espectro de posibilidades para la
ejercitación de la escritura. Para complementar algunos aspectos del proceso
pedagógico lectoescritural remitimos a lector a los dos libros ya publicados de
esta serie, titulados Textos y Pedagogía
(1995), y Técnicas de Escritura (1999).
Un recorrido en torno al trabajo que
se presenta en estas páginas muestra el siguiente panorama. Un primer
documento, titulado “El texto clásico en
la lectura de formación”, si bien condensa temas ya tratados por otros
autores sobre los clásicos, la argumentación versa sobre y resalta la
incidencia directa que ejercen en el lector las estructuras plasmadas en el
texto. Le sigue “El ensayo, la escritura
de la academia”, que ubica esta forma textual en su ámbito natural por
excelencia como es la academia. Todos aquellos escritos en los que se registran
los procesos de investigación y el discurso de mediación del conocimiento
conocido como discurso pedagógico son variantes de ensayos que se acercan
formalmente a la esencia de este tipo de texto. De ahí la necesidad de trabajar
el ensayo en el medio académico.
El desarrollo del proceso de
escritura ensayística se presenta paso a paso a lo largo de varios capítulos
desde la elaboración del planteamiento o idea central que se pretende
desarrollar hasta la demostración de ese planteamiento en una secuencia
temática adicionada con los referentes conceptuales que se requieren para el
efecto.
Y aunque toda la propuesta está
elaborada a partir de la lectura de textos literarios, el diseño didáctico
permite que los lectores puedan aplicarla para
construir escritos tipo ensayo de relativa validez intelectual y formal sobre
cualquier tema.
Ahora, por ser de origen académico y
estar orientada de manera específica hacia el medio académico, se ha priorizado
la producción de ensayos a partir de la lectura crítica de obras de la
literatura universal, en una etapa previa en la que se glosan los cuentos o
novelas originales y se utilizan esas glosas como materia prima del ensayo en
construcción.
El
documento incluye, además, ‘esquemas’, ‘guías de trabajo’, ensayos breves y se
ofrecen algunas unas pautas para iniciar a los niños en la escritura de ensayos.
Finalmente, en el texto que cierra el libro, ‘Escritura con argumentos’,
se explicitan las características de un ensayo argumentativo con los ejemplos
respectivos en cada etapa del proceso de construcción▲
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