lunes, 12 de septiembre de 2011

Todos morimos dos veces

-Reseña-
por: Rubén Darío Otálvaro Sepúlveda[1]


Leandro Cerro Robles (Buenavista-Sucre) es profesor universitario, ensayista y escritor. Autor de los libros Textos y Pedagogía y Téccnicas de Escritura. Este intelectual sucreño acaba de publicar su primer libro de relatos titulado Todos morimos dos veces. Libro de relatos que es uno más de sus valiosos aportes a la cultura y las letras de la Costa Atlántica y del país.
Siete relatos conforman el citado libro de Cerro Robles: en primer lugar, el titulado El ojo de la pulsera,  luego El canto de la camisola, sigue El Tony, Muñ eco de trapo, Primer viernes, Lucha  y el último, Todos morimos dos veces. En ellos Leandro retoma y recrea las vivencias de la infancia, los cuentos de la tradición oral, las creencias y mitos de su tierra, las experiencias de amor y desamor de la juventud, las historias de pueblo y las anécdotas citadinas.
El primer relato El ojo de la pulsera  es una historia de misterio y suspenso al mejor estilo de Quiroga y Poe. El personaje -que puede ser el mismo autor, pues la historia está contada en primera persona- recibe de un amigo moribundo un obsequio: una cajita de madera, en la que había un cofrecillo lleno de preciosas joyas. Una de ellas, una pulsera de plata con un dije misterioso y maléfico. Objeto mágico que desencadena la historia.
El último relato que da título al libro, Todos morimos dos veces, tiene un epígrafe tomado de La otra muerte de Jorge Luis Borges que inicia y ambienta muy bien la anécdota trágica de la historia. Una historia en la que Andrus, el personaje principal, corre en un automóvil por la autopista de la gran ciudad tentando a la muerte. Mientras conduce discute con su supuesto acompañante y reflexiona acerca del destino y afirma: "Todos tenemos señalado nuestro día" y más adelante asevera: "Comprendí que el temor más grande que abriga el hombre no es a la muerte, sino a vivir más allá de la muerte". Finalmente, sucedió lo que tenía que suceder "en su alocada carrera, desbocados, los carros bordean el andén, saltan, crujen, gimen, vuelan por el aire y en un estruendo enceguecedor van a estrellarse". Lo sorpresivo y cautivante de esta historia no es el accidente en sí -hecho por demás reiterativo en diarios y noticieros- sino lo otro, lo que sigue, el desenlace inesperado, inverosímil para unos, creíble y cierto para otros.
De Cerro Robles conocíamos sus ensayos pedagógicos y su vasta cultura literaria y humanística pero no sus dotes de narrador. Posee la cualidad de saber contar una historia, conoce las técnicas narrativas, las formas de ambientar y crear la atmósfera necesaria, de recrear la realidad, de inventar personajes con rasgos físicos y emocionales creíbles, de relatar la trama desde diferentes narradores, de jugar con el tiempo y el espacio real y ficticio, de embellecer la acción con un lenguaje poético, en fin, estamos ante un gran narrador.
Bienvenido, pues, este libro de relatos y le auguramos a su autor muchos éxitos literarios. A usted, amigo lector, invitarlo amablemente a leer y disfrutar estas historias. Vale la pena leerlo, se lo aseguro.


TODOS MORIMOS DOS VECES. Leandro Cerro. Bogotá: Mundo Novus Relatos, 2000, 95 páginas.




[1] .Escritor, catedrático universitario y colaborador cultural en El Meridiano  de Montería