lunes, 21 de noviembre de 2011

El conocimiento de la ignorancia

Karl   Popper *

DOCE PRINCIPIOS QUE DEBEN REGIR NUESTRA INTEGRIDAD INTELECTUAL.  **


(...) Me gustaría proponerles algunos principios de una nueva ética profesional, principios que están estrechamente relacionados con las ideas éticas de tolerancia y de honestidad intelectual.
Con este fin voy a describir primero la antigua  ética profesional y, quizá, caricaturizarla un poco, para luego compararla y contrastarla con la nueva ética profesional que deseo proponer aquí.
Hay que reconocer que la antigua ética profesional se basó, como también se basa la nueva, en los conceptos de verdad, de racionalidad y de responsabilidad intelectual. Con la diferencia de que la antigua ética se basó en el concepto de conocimiento personal y en la idea de que es posible llegar al conocimiento cierto, o al menos acercarse lo más posible. Por esta razón, el concepto de autoridad personal desempeñó un papel importante en la antigua ética profesional. En contraste, la nueva ética se basa en el concepto de conocimiento objetivo, y de conocimiento incierto. Esto exige un cambio radical en nuestra manera de pensar. Lo que tiene que cambiar es el papel desempeñado por los conceptos de verdad, racionalidad, honestidad intelectual y responsabilidad intelectual. (...)
Mi sugerencia es que la nueva ética profesional que propongo aquí se base en los doce principios siguientes, con los cuales termino mi discurso.
  1. Nuestro conocimiento objetivo conjetural continúa superando con diferencia lo que el individuo puede abarcar. Por consiguiente: no hay autoridades. Esta importante conclusión también se puede aplicar a materias especializadas y a campos específicos de investigación.
  2. Es imposible evitar todos los errores, e incluso todos aquellos que, en sí mismos, son evitables. Todos los científicos cometen equivocaciones continuamente. Hay que revisar la antigua idea de que se pueden   evitar los errores y que, por tanto, existe la obligación de evitarlos: la idea en sí encierra un error.
  3. Por supuesto, sigue siendo nuestro deber hacer todo lo posible para evitar errores. Pero precisamente para evitarlos debemos ser conscientes, sobre todo, de la dificultad que esto encierra y del hecho de que nadie logra evitarlos (...)
  4. Los errores pueden existir ocultos al conocimiento de todos incluso en nuestras teorías mejor comprobadas; así, la tarea específica del científico es buscar tales errores. Descubrir que una teoría bien contrastada, o que una  técnica usual práctica son erróneas,  podría  ser un descubrimiento de máxima importancia.
  5. Por lo tanto, tenemos que cambiar nuestra actitud hacia nuestros errores. Es aquí donde hay que empezar nuestra reforma práctica de la ética. Porque la actitud de la antigua ética profesional nos obliga a tapar nuestros errores, a mantenerlos secretos y a olvidarnos de ellos tan pronto como sea posible.
  6. El nuevo principio  básico  es  que  para  evitar  equivocarnos,   debemos  aprender   de nuestros propios   errores.   Intentar  ocultar  la existencia   de  errores   es el pecado más grande   que existe.
  7. Tenemos que estar continuamente al acecho para detectar errores, especialmente los propios, con la esperanza de ser los primeros en  hacerlo. Una  vez detectados,  debemos estar seguros de  recordarlos,     examinarlos  desde todos  los  puntos  de vista  para  descubrir por qué   se  cometió  el  error.
  8. Es parte  de   nuestra tarea el tener y  ejercer  una  actitud   autocrítica,  franca y      honesta  hacia      a   nosotros  mismos.
  9. Puesto  que   debemos  aprender   de nuestros   errores,     así   mismo  debemos  aprender  a  aceptarlos,  incluso  con  gratitud,  cuando nos  lo señalan  los  demás.  Y cuando   llamamos   la atención  a otros  sobre  sus  errores   deberíamos  siempre  tener   en cuenta   que los científicos más grandes  los  han  cometido  (...).
  10. Tenemos  que  tener  claro en nuestra propia  mente  que   necesitamos  a los demás para   descubrir y  corregir  nuestros errores  (de la  misma  manera  en que  los   demás  nos  necesitan   a  nosotros) y,  sobre   todo,  necesitamos a gente  que se  haya educado  con diferentes  ideas en  un  mundo  cultural   distinto. Así se consigue  la    tolerancia.
  11. Debemos  aprender que  la autocrítica  es  la   mejor crítica,   pero   que    la  crítica   de   los   demás   es  una     necesidad.      Tiene   casi  la  misma  importancia  que  la  autocrítica.
  12. La crítica   racional  y  no   personal  ( u   objetiva),  debería  ser  siempre  específica:   Hay   que  alegar   razones   específicas  cuando  una   afirmación   específica  o   una  hipótesis   específica     o     un   argumento  específico  nos   parece  falso   o  no   vàlido.   Hay   que   guiarse por    la  idea   de acercamiento  a   la   verdad  objetiva.   En este  sentido,   la  crítica   tiene  que   ser  impersonal,    pero   debería  ser  a la  vez benévola(...). 

* .-Karl Popper (1902-1994) filósofo británico de origen austriaco, fue uno de los más grandes filósofos del siglo XX.
** .-Fragmentos del discurso de investidura como doctor “Honoris Causa”, de la Universidad Complutense de Madrid,  que pronunció el 28 de octubre de 1991 con el título: “El conocimiento de la ignorancia. Debemos vigilar constantemente nuestra integridad personal”.